segunda-feira, 5 de fevereiro de 2007

Estados Unidos interesado en el biodiesel uruguayo

El embajador de Estados Unidos en Uruguay, Frank Baxter, visitó el miércoles la planta de Eco-Diesel, la mayor fábrica de biodiesel del país, y planteó la posibilidad de que su país compre el biocombustible a la empresa uruguaya. Baxter fue recibido por los directores de la firma, Roberto Martínez y Diego Martínez Demarco.
El inicio de esta gestión brinda una pauta del interés, por diferentes motivos, de los países desarrollados en promover el uso de energías alternativas en sustitución de los derivados del petróleo. Según lo han señalado varios analistas en los últimos meses, en Estados Unidos prevalecen razones económicas y el previsto agotamiento de las reservas de hidrocarburos, en tanto en Europa se pone énfasis en la protección del ambiente.

La semana pasada se supo de negociaciones, iniciadas por Estados Unidos, para formalizar una alianza con Brasil en torno a este tema; el país vecino es uno de los mayores productores del mundo de materias primas para la fabricación de biodiesel y etanol.
Eco-Diesel es una empresa fundada en 2000, pero dificultades del momento y la crisis de 2002 impidieron que estuviese en condiciones de producir a pleno hasta el año 2005. Está instalada en la ex planta de la Compañía Bao, en el barrio montevideano de La Teja.
Al margen de Eco-Diesel, en Uruguay hay alrededor de 50 empresas que producen biodiesel de manera casi artesanal y condicionadas por dificultades para obtener materias primas. Además, hay 10 fábricas de porte mediano, entre las que se cuenta la misma Eco-Diesel.
La planta de La Teja –informó Martínez Demarco a Conexión Tecnológic@- tiene una capacidad de producción diaria de 20 toneladas de biodiesel, fácilmente ampliable al doble en cuanto se regule y se extienda el uso de este combustible. Para ello es necesario que el Parlamento apruebe un proyecto de ley que tiene a estudio.

No obstante, Martínez Demarco tiene una visión crítica del proceso que conduciría al empleo de los biocombustibles en Uruguay. Tanto por la tardanza en aprobarse la ley, como por medidas gubernamentales que –a su juicio- conspiran contra el uso de biodiesel.
Entre éstas se encuentra la creación del fideicomiso que permitió rebajar los precios de los boletos en el transporte de pasajeros. “Teníamos un acuerdo con CUTCSA para avanzar hacia una mezcla de gasoil con 20% de biodiesel, pero el fideicomiso prácticamente lo dejó sin efecto. Las empresas de transporte de personas pagan a $ 13 el litro de gasoil, pero ellas representan sólo el 13% del consumo total de este combustible. El otro 87% subsidia a ese 13% con $ 1,50 por litro”.

Vista de la planta de Eco-Diesel

“En agosto de 2005 –agregó el empresario- el presidente Tabaré Vázquez encendió el primer ómnibus de CUTCSA con biodiesel, poniendo en marcha el proceso. Sin embargo, tras el fideicomiso, sólo cinco ómnibus de esa compañía usan la mezcla, porque el litro de biodiesel cuesta $ 17 más impuestos. CUTCSA consume 2.300.000 litros de gasoil por mes en sus 1.037 unidades”.

Conforme a este dato de Martínez Demarco, si se hubiese alcanzado el objetivo inicial de usar una mezcla con el 20% de biodiesel, la empresa montevideana necesitaría alrededor de 460 mil litros de este combustible.
Eco-Diesel elabora su producto con aceites vegetales y sebo, materias primas que adquiere en la plaza local. En la provisión de estos elementos, el empresario advierte incongruencias en la política oficial que dificultan la expansión del biodiesel. Entre ellas destaca que Uruguay es exportador de granos, pero importador de aceites. A su juicio, esto impide la creación de puestos de trabajo y la obtención de subproductos como los expeller, que sirven como suplemento alimenticio para el ganado.
Por otro lado, Martínez Demarco señaló que se exporta el 70% del sebo, con una devolución de impuestos del 3%. En su opinión, ese beneficio no debería otorgarse a efectos de que quede en el país la mayor cantidad posible del producto para elaborar biodiesel.

La alegría que provoca un supuesto error
Martínez Demarco apunta, también, al texto del proyecto de ley, que limita a 4.000 litros de biodiesel diarios el volumen que pueden vender los privados a particulares. Si producen más, deben vender el excedente a ANCAP o en el exterior. O sea, si la ley se aprueba con su texto actual, Eco-Diesel no podrá vender a CUTCSA, cuando ésta decida usar la mezcla en toda su flota, los 460.000 litros mensuales de biodiesel que necesitará.

“No se entiende –dijo- los beneficios que puede reportar esta actividad, que no son sólo los ambientales y el abaratamiento del combustible. Es una gran generadora de otros negocios. Por ejemplo, los productores agrícolas podrán acordar con los fabricantes una reserva de sus cosechas para recibir el biodiesel que necesiten y los expeller para el ganado”.
Si se mantiene esa limitación, la empresa está decidida a exportar la mayor parte de su producción, y la reunión con el embajador de Estados Unidos es toda una señal.
A esta altura de la entrevista interviene el otro director de la firma, Roberto Martínez, quien cuestiona la pesadez del Estado para adoptar decisiones y el poder de los gerentes de las empresas estatales. “Esto no es una cuestión de ideologías –expresó-, ni de frenteamplistas, blancos o colorados. Pasa con cualquier gobierno. Y hay una anécdota de la que fuimos testigos que ejemplifica la situación: estábamos reunidos en ANCAP tratando temas relacionados con nuestra actividad, cuando entró un químico del ente, muy contento, mostrando unos análisis en los que, según él, se demostraba un error en nuestros procesos industriales. ¡Estaba contento porque nos habíamos equivocado! Pero en la reunión estaba uno de nuestros químicos, que de inmediato le advirtió a su colega que había leído o interpretado mal el informe. El error no era tal. Entonces, es fácil imaginar las trabas que pueden surgir cuando se trabaja con ese ánimo”.
Martínez no comprende esta actitud negativa del técnico de ANCAP, la lentitud del Estado, ni las cortapisas que incluye la ley: “Por un lado –se queja- desde el gobierno y desde ANCAP se pregona que se gasta más gasoil que nafta, que es excesivo el consumo del primero de esos combustibles, pero se traba el desarrollo de una industria que produce un sustituto del gasoil”.

Martínez Demarco, por su parte, aporta un dato que demostraría que la realidad y las necesidades del sector productivo terminan pasando por encima de las trabas oficiales: en Uruguay ya se están vendiendo alrededor de 200.000 litros de biodiesel por mes, lo que implicaría, con una mezcla de 20% y un rendimiento promedio de seis kilómetros por litro, que mensualmente se recorren 1.200.000 kilómetros con el combustible ecológico.
La falta de definiciones y las trabas determinan que Eco-Diesel sólo esté produciendo 60 mil litros por mes. Sus principales clientes son CUTCSA, para los cinco ómnibus ya mencionados, y el Automóvil Club del Uruguay (ACU). La totalidad de la flota de esta empresa trabaja con una mezcla del 20% y, según Martínez, los mecánicos de ACU sostienen que el rendimiento por kilómetro es superior a cuando se usaba gasoil puro, mejoró el consumo de aceite y los motores sufren menos porque el biodiesel no tiene azufre.
Ambos directores destacaron que la calidad de su producto se ajusta totalmente a la normativa UNIT 1.100, conforme a los análisis realizados por ANCAP y la Facultad de Química. Y aquí se deslizó la última queja de los industriales: por cada análisis, esos organismos oficiales cobran un total de US$ 1.600, “y si un cliente los pide, hay que hacerlos”.

Una perspectiva diferente
A contrapelo de la opinión empresarial, o quizás como una confirmación de las contradicciones que los industriales atribuyen al gobierno, la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, del Ministerio de Educación y Cultura, hizo un llamado para que se presenten proyectos de investigación en el área de los biocombustibles. El mismo vence el próximo viernes 9.
En los fundamentos del llamado se explicita la intención de desarrollar los combustibles alternativos. El siguiente es el texto completo de esos fundamentos, expuestos bajo el subtítulo Definición del problema: “Es prioridad para el Uruguay disponer de una matriz energética diversificada y con fuerte participación de las energías autóctonas y renovables. En particular se plantea introducir los agrocombustibles, y de esta forma atenuar la participación del petróleo como fuente primaria de energía. El sector agropecuario tiene un amplio potencial como proveedor de materias primas para la generación de energía. La producción de agroenergía y en particular de agrocombustibles podría transformarse en un eslabón importante en las cadenas agroindustriales, representando una oportunidad adicional en el negocio agroindustrial y probablemente incluso generando una cadena específica. Las materias primas manejadas hoy en Uruguay son mejoradas y seleccionadas para uso alimentario y no para fines energéticos. Por lo anterior se desprende que es fundamental estudiar cultivos alternativos desde una perspectiva energética, con lo cual se podría esperar que fueran cultivos más productivos, con menores costos de producción y que el agrocombustible cumpla con los requerimientos de calidad”.
Las bases de este llamado se encuentran en www.pdt.gub.uy y en www.miem.gub.uy.

Fonte: Tacurú
Fuente: Conexión Tecnológica

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